La Danza de la Muerte

Dos hermanos criados en la riqueza y en la abundancia.
Dos cerebros, también, de una inteligencia excepcional.
Uno, Aloysius, un peculiar agente del FBI de métodos poco ortodoxos pero efectivos.
El otro, Diogenes, un misántropo cruel, frío y despiadado.
Los dos supuestamente muertos, pero enfrentados en una lucha que no conoce fin; una batalla fratricida que se desarrolla al dramático compás de la danza de la muerte.

El teniente de la policía de Nueva York Vincent D'Agosta aún no se había resignado a dar por muerto a Aloysius Pendergast. Nada había vuelto a saberse del excéntrico agente del FBI desde que desapareciera en Italia, y cada día que pasaba parecía confirmar la posibilidad de que Pendergast hubiera muerto a manos de sus enemigos. Las perspectivas no eran nada halagüeñas, y como sí D'Agosta no tuviera suficiente con culparse por haber sido incapaz de evitar la fatídica suerte de su amigo, una noticia repentina e inesperada pronto enfrentaría al teniente con lo peor de su pasado y con un futuro inquietante.

Uno de los más estrechos colaboradores de Pendergast le entrega una carta escrita por éste con dos revelaciones terribles: primero, que la mera recepción de dicha misiva significa la confirmación de su muerte; segundo, que Diogenes Pendergast, el brillante y desquiciado hermano del agente ferderal, ha planificado ejecutar su gran obra, el crimen perfecto, y que él, D'Agosta, es el único capaz de impedirlo. Pero al curtido agente la misión se le antoja poco menos que imposible, ya que en la misma carta Aloysius Pendergast informa de que la mente criminal de Diogenes ya ha puesto fecha para culminar su diabólico plan: el 28 de enero... y sólo falta una semana.