El último emperador
Documento
Behr, Edward (1926-2007) | Martín Arribas, Francisco;tr.
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EDITORIAL | Editorial Planeta, S.A. |
PRESTAGERIA
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FORMAT | 296 p. 21x13 cm |
DATA EDICIÓ | |
DATA IMPRESSIÓ | 06/1988 |
LLENG. EDICIÓ | Castellano |
ISBN | 9788432044106 |
ID | 6435 |
Signatura |
N
BEH
ult
#6435
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SINÒPSI:
Es la historia de Puyi, el último emperador de China, que subió al trono a los dos años en 1908 y fue adorado por 500 millones de personas como divinidad. Gobernó en la Ciudad Prohibida hasta que las fuerzas republicanas, que querían abolir la corte imperial, lo encerraron entre sus murallas, donde se casó dos veces. Finalmente tuvo además que abdicar más tarde e irse. Entonces una de sus mujeres se divorció de él.
En su afán de por lo menos gobernar Manchuria después de que China le tornase la espalda, Puyi se convirtió durante un tiempo en un títere de las fuerzas de ocupación japonesas en Manchuria hasta que Japón tuvo que rendise ante los alíados. Su segunda mujer, disgustada por lo que hizo, se separa también de él. Después de la capitulación japonesa Puyi decide rendirse ante los americanos, pero su intento fracasa y es hecho prisionero de los soviéticos, que lo entregan a los comunistas chinos.
Cuando la revolución comunista triunfa en China, Puyi es encarcelado para "limpiar" su mente de todo pensamiento capitalista y por haber colaborado con los japoneses. Durante su estancia allí el jefe de la prisión le enseña a hacer las cosas con sus manos, algo que nunca hizo a causa de la educación que recibió, a darse cuenta de las atrocidades que hicieron los japoneses en China mientras que era emperador de Manchuria, y de asumir la responsabilidad de sus acciones al respecto. Después de su encarcelamiento él volvió a Pekín y se convirtió en los últimos años de su vida en un jardinero en el parque botánico de la ciudad. Llevó entonces una vida como un hombre cualquiera en su país, siendo testigo del culto a Mao y de la Revolución Cultural. Murió en 1967.